Hoy salía en la prensa, a una chica a la que adolescentes de su barrio enviaban a la UCI porque tenía más “me gustas” en Instagram que ellos.
Los sentimientos sin control o quizás una falta de educación emocional tanto por parte de la sociedad a nivel global, como por parte de nuestro sistema educativo obsoleto a nivel más específico, hacen que tengamos a mucha gente suelta por ahí, cuyo desconocimiento de si mismos los convierten en personas peligrosas para la sociedad.
Esto me recordó un texto que me encontré una vez por ahí y que describe claramente el comportamiento de mucha gente en esta sociedad que nos ha tocado vivir.
“Estaba yo sentado leyendo en mi cuarto, a altas horas de la noche, cuando de pronto oí ladrar a mis perros en el patio de atrás. Mis vecinos se disgustan con esta clase de perturbación, así es que, entre enojado y avergonzado, temiendo la desaprobación de mis vecinos, inmediatamente hice entrar a mis perros. Algunas semanas más tarde se repitió exactamente la misma situación, pero esta vez, debido a que estaba más en paz conmigo mismo, pude aceptar la situación – los perros tiene que ladrar – y calmadamente los hice entrar. Ambos incidentes me enseñaron que cuando una persona experimenta eventos casi idénticos y reacciona de dos maneras diferentes, no es el evento el que tiene la importancia principal, sino la condición espiritual de la persona. Los sentimientos vienen de adentro y no de circunstancias exteriores. Cuando mi condición espiritual es positiva, yo reacciono positivamente.

Categorías:Sin categoría